HITLER Y SU RELACIÓN CON LOS OVNIS
¿El Lama de los Guantes Verdes?
¿Quién fue realmente el inquietante personaje conocido como I.T.T. Lincoln? ¿Fue un enviado del llamado grupo de los Superiores Desconocidos que dominarían el mundo? Este hombre, del que se sospecha tuvo que ver con la implantación del nazismo en Alemania, y que parece haber estado presente en los grandes acontecimientos de su época, constituye un auténtico enigma. Incluso a la hora de la muerte
En la mañana del 25 de Abril de 1945 un grupo de soldados rusos, que se abría camino entre los escombros de la desgarrada ciudad de Berlín, hizo uno de los descubrimientos más sorprendentes de la Segunda Guerra Mundial. Entre las ruinas de lo que en otro tiempo había sido un edificio de tres pisos, en una de las habitaciones de la planta baja, encontraron los cadáveres de seis hombres tumbados en el suelo formando un pequeño círculo. En el centro del círculo, boca abajo, otro cuerpo sin vida sujetaba fuertemente entre sus manos unos guantes de color verde. A primera vista, los cadáveres no parecían esconder ningún tipo de misterio aparente. Había miles esparcidos por doquier. Pero al examinarlos más de cerca, a pesar de que vestían uniformes alemanes, comprobaron sorprendidos que sus rasgos eran orientales, concretamente tibetanos. ¿Qué estaban haciendo a miles de kilómetros de su tierra y en medio de una guerra en la que, oficialmente, su país no tomaba parte?
Los primeros pasos de un personaje singular
Gracias a Roger Gheysens y Jacques de Launay (Les Grands Espinos de Notre Temps, traducido al castellano como Grandes Espías) sabemos que los primeros pasos de este singular personaje. Ignace-Timothée Trebitsch nació en Abril de 1879 en Paks, pequeña localidad situada a 75 kilómetros de Budapest, en el seno de una familia acomodada. Su padre, Natham Trebitsch, era el propietario de una próspera empresa de transportes fluviales, y su madre, apellidada Freund de soltera, era hija de un rico terrateniente emparentado con los Rothschild.
Después de pasar con más pena que gloria los estudios secundarios y religiosos, se dedica al teatro. Se inscribe en la Sziniaakademia de Budapest, pero descuida sus clases y se dedica a pasar el tiempo holgazaneando por los cafés de la capital. “Su carácter se revela, ya desde muchacho: es muy nervioso y simpático, pero inconstante. Vanidoso, sólo desea impresionar a los demás, se pierde en palabras, adornando todo lo que dice con su gran imaginación calenturienta y a veces disparatada. Le gusta cambiar las amistades, profesiones y horizontes”
A los dieciocho años viaja a Hamburgo y reside durante un tiempo en una comunidad israelita, pero, de la noche a la mañana, cambia de religión y es bautizado en una comunidad presbiteriana irlandesa del gran puerto, donde traba amistad con Margarethe Calor, hija de un capitán retirado de la Hamburg-Amerika Linie.
Más tarde, gracias a una beca que consigue a través del jefe de la misión presbiteriana, Trebitsch viaja a Canadá e ingresa en la Universidad Mac Gill de Montreal, donde cursa estudios de teología; se examina con brillantes resultados, se casa con Margarethe y, después, es ordenado diácono de la iglesia anglicana.
Después de residir cuatro años en Canadá (1899-1903), en 1904 viaja a Londres; consigue audiencia con el arzobispo de Cantorbery, que le nombra vicario de la población de Appledore. El nombramiento resulta un auténtico fracaso; su carácter se acomoda muchísimo mejor al ajetreo de la gran ciudad, donde además, tiene muchas más posibilidades de poner en práctica el vivo interés que se ha despertado en su interior: Introducirse en el apasionante mundo de la política. Después de adoptar la nacionalidad inglesa, añade a su apellido el de Lincoln; así se hace llamar Ignace_Timote-Lincoln o simplemente… I.T.T. Lincoln.
En 1906 las puertas se le abren de par en par. Conoce a Benjamín Rowntree, millonario, fabricante de chocolate, líder del partido liberal y cuáquero convencido, que le nombra instructor de sus hijos y, al año siguiente, le confía la dirección de una encuesta sociológica sobre las condiciones de vida de los pequeños terratenientes en Europa: “Lincoln vive en Bruselas desde 1907 a 1910; para realizar su trabajo le pagan un gran sueldo y lleva un tren de vida por todo lo alto. Reside en un hotel particular, viaja por Francia, Suiza, Hungría y se codea con altos personajes. Adquiere un buen caudal de experiencia en el mundo de los negocios; pero sigue soñando con la política”
De regreso a Londres, una vez finalizado su trabajo, de la mano de su nuevo mentor Rowntree, es introducido en las filas del partido liberal y elegido como candidato por la circunscripción de Darlington. Su brillante oratoria y apoyo incondicional de personajes importantes dentro del partido, Churchill y Asquith, entre otros, motiva que salga elegido candidato el 10 de Enero de 1910.
Una vez introducido en el mundo de la política valora la posibilidad de invertir en el negocio del petróleo. En 1911 llega a director de la Amalgamated Oil Pipelines of Galitzia Ldt.,empresa petrolífera radicada en Polonia. Y es cuando, gracias al apoyo de un banquero escocés, decide invertir en operaciones de perforación en Rumania.
Aunque políticamente hablando no le sonríe la suerte (el Parlamento queda disuelto y el partido liberal no vuelve a presentarlo), Lincoln viaja a los Estados Unidos en busca del material necesario para hincar los trabajos de perforación en Rumania. Una vez conseguidos, entra a formar parte de la Oil and Drilling Trust of Rumania Ldt., recoge a su familia y en 1913 se instala en Bucarest. Más tarde funda en Viena la Anglo-Austrian Petroleum Sindícate Ldt., con la idea de atraer sobre Europa oriental la atención de los financieros ingleses, al tiempo que propugna la idea de que Inglaterra rompa su alianza con Francia para erigirse en líder de las potencias centrales.
Pero sus estrategias no le dan resultado. Al no encontrar la financiación necesaria para sacar a flote los dos pozos petrolíferos que posee en Rumania, se ve obligado a malvenderlos para hacer frente a las deudas contraídas. Al estallar la guerra, prácticamente arruinado, nuestro protagonista regresa a Londres. Allí da comienzo una nueva etapa de la vida de I.T.T. Lincoln.
El mayor aventurero del siglo XX
En Londres contacta con un enigmático personaje, Harold Beckett, del que se sospecha podía ser uno de esos seres suprahumanos que supervisa la política mundial:
”Por consejo e influencia de su discreto protector, alcanzó muy rápido los más altos grados de sociedades iniciáticas tan cerradas como la Ordo Templi Orientis” observa Jean Robin y añade “El iniciador occidental de Trebitsch, Harold Beckett, declaró al futuro lama que había solamente 72 hombres verdaderos por generación”.
Por otro lado, Jean-Louis Degaudenzi (Los Gobiernos Invisibles: El Lama de los Guantes Verdes/Mundo Desconocido N° 62 Agosto de 1961 como enviado del mundo de los superiores invisibles? 62,Agosto de 1961) se pregunta: “¿Qué historiador podría, por ejemplo, considerar lógicamente a aquel aventurero misterioso que fue Thimoyhée-Ignaz Trebitsch-Lincoln como enviado del mundo de los superiores invisibles? Es cierto que el papel que le habían confiado no era nada de brillante, ya que se trataba de permitir el advenimiento del nazismo en Alemania, lo que, en sus tiempos habría formado parte de un plan para el regreso de la civilización de los dueños secretos del planeta…”
Pero volvamos a Jean Robin, que en “Hitler: El Elegido del Dragón”, comenta: “Estamos en Marzo de 1920. El Putsch nacionalista de Kapp, en Berlín, en el que Trebitsch ha participado activamente, en su calidad de ministro de propaganda, acaba de fracasar. Los vencidos han escapado de la policía y se reúnen por la noche en el apartamento del capitán Roehm, que acaba de regresar de un viaje a América del Sur. El objeto de la reunión: hacer la crítica del putsch, estudiar la situación, plantear el porvenir. Ludendorff -del que Trebitsch es el consejero oficioso- estará presente. Hitler también. Cuando este último entra, los jefes de los partidos nacionales rodean a Trebitsch -Lincoln, que perora con una volubilidad extrema. ¿Qué dice?” varios testigos cuentan que Adolf Hitler abrazó efusivamente al apátrida en el mismo instante en que lo reconoció entre la multitud que se agolpaba a su alrededor.
En 1929 pasa una temporada en la célebre Ville Bleu de Niza, lugar de cita de los principales ocultistas, perseguidores de quimeras (conspiranoicos) de Francia y Europa, regentada por una condesa sueca riquísima… Figuraban entre los asistentes grandes adeptos, que no vivían exclusivamente a expensas de sus cuentas bancarias, sino que cobraban también de los fondos supersecretos de algunos países: ” …sirviéndolos o traicionándolos, por turno, de acuerdo con sus caprichos o su interés inmediato” comenta Jean Robin.
Un año después, en Junio de 1930, fue iniciado en el Tibet y se convirtió en el venerable Chao Kung, tras haber pasado la última prueba de fuego: “un monje encendió sobre su cabeza doce velas de resina, que ardieron hasta el final, causando doce llagas en su carne, sin arrancarle una queja… Su prestigio fue considerable”
En 1939, a través de un folleto redactado en francés, alemán e inglés, profetiza: El Rey del Mundo, que vive en el Tíbet, desencadenará contra vosotros, sin ningún prejuicio, predilección o favor, fuerzas y potencias cuya misma existencia os es desconocida y contra las cuales os veréis sin recursos… Los jefes de estado son simples seres humanos y, por lo tanto, están sometidos a todas las imperfecciones de la naturaleza. Sólo los maestros supremos budistas, por su conocimiento infinito ilimitado de la naturaleza, por su aptitud para utilizar ciertos poderes, escapan a estas limitaciones y pueden decidir la suerte de la tierra…”.
Los Setenta y dos o el Dragón Verde
El Sábado 24 de Junio de 1922 se produce la primera víctima judía del nazismo: El ministro alemán de asuntos exteriores Walter Rathenau, murió tras una corta agonía en los brazos de su compañera y colaboradora Irma Staub, que recogió sus últimas palabras: “…Los Setenta y dos que dominan el mundo…” Así designó a los que se movían a la sombra de sus ejecutores: los pangermanistas Kem y Fischer.
Pero sigamos con el testimonio de Jean Robin: “Los Setenta y Dos inspirando directamente a la sociedad del Dragón verde, se habían manifestado en Rusia y el maestro Philippe, como Rathenau en Alemania, había visto claro su juego, lo que por lo demás había visto claro su juego, lo que por lo demás, le valió verse suplantado muy pronto por Rasputín. No es de extrañar, por lo tanto, que Obelensky, el director ruso de correos, cayese en desgracia por haber manifestado al zar su inquietud frente a la abundancia de telegramas cifrados recibidos por Rasputín y que estaban firmados como: El Verde. Dichos telegramas procedían de Suecia, donde, al parecer, permanecía oculto el centro al que Rasputín obedecía y que se había infiltrado en el entorno del zar.
Este hecho resulta de lo más intrigante si tenemos en cuenta, como hemos explicado anteriormente, que nuestro amigo I.T.T. Lincoln disfrutó durante una buena temporada de la hospitalidad de una riquísima condesa sueca en la ciudad de Niza, concretamente en la Ville Bleu. Por lo tanto, aunque la orden, al parecer, por aquella época se hallaba localizada principalmente en el Tíbet, cosa nada extraña si recordamos las andanzas de nuestro principal protagonista, resulta evidente que mantenía conexiones internacionales, como lo demuestra el centro de decisiones establecido en Suecia. Pero ¿quiénes formaban parte de este oscuro círculo de poder? Volvamos a Jean Robin:
”Ciertas investigaciones al margen de la encuesta oficial revelaron que uno de los miembros de este centro de decisión oculta, dependiente de la autoridad de Los Setenta y Dos, era, en 1929, el barón Otto Von Bautenas, consejero privado exterior de la República de Lituania y brazo derecho del presidente del Consejo, Waldemaras, el jefe del movimiento fascista de los Lobos de Acero, propietario de un yate que llevaba el nombre de Asgärd”
En su libro Los orígenes Ocultos del III Reich, su autor, José Miguel Romaña, que también intenta desentrañar la aureola de misterio que rodea a estos personajes, escribe: Un agente del Servicio Secreto francés, el Deuxieme Bureau, que utilizó en sus novelas el seudónimo de Tedy Legrand y que falleció a causa de un misterioso envenenamiento, es autor de una obra llamada Les Sep Tetes du Dragón, donde escribe: “De todas formas, es muy curioso que este número de setenta y dos reaparezca a cada momento… tan pronto como se trata de los famosos Verdes. ¿No resulta significativo, sin embargo, que ese número desempeñe un papel muy importante en el ocultismo y en la Cábala y que acompañe en la Biblia las ideas de destrucción, de dominación absoluta”
El mismo autor, recogiendo las aseveraciones de un investigador de lo oculto, Montesinos Espes, cita textualmente. “Pero lo mejor será, sin duda, citar a Napoleón La Boucane, traductor canadiense del cuaderno de Willibrod, científico holandés de obediencia nacionalsocialista cuyos trabajos fueron descubiertos en la base de experimentación del lago Nungesser (en 1971) Dicho cuaderno aportó por fin la confirmación de que los inspiradores de Hitler permanecían a una sociedad secreta que no era más que una especificación de la Orden de Dragón Verde, a su vez emanación directa de los Setenta y Dos, de los que se cree dirigen el mundo, han burlado la sagacidad de todos los observadores”.
El propio Espes, en su trabajo publicado en 1994 El Gobierno de los 72 Dragones, escribió: “¿A qué línea contrainiciática, directamente vinculada con los Setenta y Dos, debía Hitler su posesión y sus poderes?, porque es evidente que los Setenta y Dos inspiran, pero no intervienen nunca directamente. Por lo tanto, sólo es posible descubrir a los Superiores Desconocidos detrás de los diversos sistemas y no en uno determinado…”
Punto y…
Como su amigo Haushofer, Trebitsch representaba los intereses de los Setenta y Dos o los Verdes, y por lo tanto, estaba al corriente de los planes pangermanistas y de la consecución de los grandes ejes geopolíticos predeterminados de antemano. Esto lo demuestra un hecho significativo; ya sea por casualidad o por cualquier otro motivo, su presencia en cualquier parte coincide con una serie de acontecimientos importantes para el país o continente. Además, se sabe a ciencia cierta que durante 1920 y 1930 cumplió enigmáticas misiones, concretamente en Asia. También sabemos que en aquella época, según Degaudenzi, “… fue iniciado en la Tríada China, no obstante particularmente cerrada a los occidentales”.
Para terminar, como era de esperar en un personaje de estas características, existen diferentes hipótesis sobre su desaparición. Una de las versiones apunta, aunque está lejos de haber sido probada, a su fallecimiento en el hospital francés de Shangai.
Por otro lado, testigos más o menos fidedignos afirman haberle visto en los años cincuenta en e Oriente Medio, donde se estaban preparando otros acontecimientos dramáticos para el futuro de la Humanidad.