El presidente Michel Temer planea desmantelar todas las unidades que protegen a los indígenas aislados, lo que podría provocar su "genocidio".
Todas las unidades de la Fundación Nacional del Indio (Funai), que protegen actualmente a los pueblos indígenas aislados en Brasil frente a madereros y agroganaderos, podrían ser desmanteladas. Una medida que constituiría "la mayor amenaza que afrontan las tribus amazónicas no contactadas en décadas", según denuncia la ONG Survival Internacional.
Esta medida es la última de una larga lista de acciones del Gobierno del presidente Michel Temer, quien llegó al poder en mayo de 2016 tras el proceso de destitución de Dilma Roussef, contra los pueblos indígenas del país, y que "podrían tener consecuencias catastróficas".
Recortes presupuestarios a la Funai
Según datos de la ONG, en Brasil hay más de un centenar de pueblos indígenas aislados, una cifra que supone más de dos tercios de la población total mundial de tribus no contactadas. La mayoría de ellos, viven en territorios indígenas, que suman más de 54,3 millones de hectáreas de selva protegida, el equivalente, por ejemplo, a la superficie de Francia.
Agentes de la FUNAI en Brasil. Los equipos de campo trabajan a tiempo completo para mantener a los invasores fuera del territorio de los indígenas aislados, pero esta protección de vital importancia podría desaparecerMário Vilela/FUNAI
Todos estos territorios son vigilados únicamente por 19 equipos de la Funai. Sin embargo, según denuncia Survival, es posible que todos ellos sean eliminados del presupuesto estatal brasileño, "a pesar de que el dinero destinado a mantenerlos equivalga, más o menos, al salario y a los beneficios medios que anualmente reciben solo dos diputados brasileños".
"Si se desactivan los equipos de protección, será como antes, cuando muchos indígenas morían masacrados o por las enfermedades. Si los madereros vienen, querrán contactar con los aislados, y transmitirán enfermedades e incluso los matarán", explicó Paulo Marubo, indígena del Valle del Javarí, en la Amazonia brasileña.
Temer dejó claro desde el comienzo de su mandato que las cuestiones indígenas no eran prioritarias en su gestión. Además de tardar seis meses en designar a un presidente para la Funai ha aprobado varios decretos para la eliminación de sus cargos y la reducción de su presupuesto.
Más tierras a disposición de la industria agrícola
Así, miles de indígenas brasileños están ahora en pie de guerra contra el Gobierno en defensa de sus tierras, con manifestaciones frente al Congreso en Brasilia para exigir más derechos y protestar contra la invasión de sus tierras.
Manifestantes indígenas en Brasilia, BrasilFabio Nascimento / Mobilização Nacional Indígena
"Los recortes presupuestarios del Gobierno para proteger a los pueblos indígenas aislados claramente no tienen nada que ver con el dinero: el gasto que conlleva es mínimo", afirmó el director de Survival International, Stephen Corry.
Y es que muchos activistas sugieren que detrás de esta propuesta están los estrechos lazos que mantiene el Gobierno con poderosos del agronegocio y la bancada ruralista de Brasil, que consideran los territorios indígenas como una barrera para su propia expansión.
"Es una maniobra política del agronegocio que ve a las tribus no contactadas como una barrera para los beneficios, y que tiene en su punto de mira la selva que hasta ahora estaba fuera del alcance de la exploración. La realidad es que estos recortes pueden conducir al genocidio de los indígenas aislados", añade el máximo responsable de la ONG.