Un hombre de 50 años quemó su casa este sábado en una localidad griega y arrojó su coche por un acantilado para que no se los embargase el banco, según había anunciado a algunos vecinos.
Diversas personas han afirmado que el hombre atravesaba una mala situación económica y tenía deudas con los bancos tras el fracaso de la tienda que tenía en la planta baja de su vivienda, de madera y de dos pisos, en la localidad de Nafpaktos Milia.
Cuando llegaron los bomberos se lo encontraron sentado y observando las llamas con un cigarrillo en la boca. Algunos testigos afirman que el hombre, que ha sido entregado a la justicia, les dijo a los bomberos que "esos hijos de perra no van a tomar nada mío".