José Vaesken, de 26 años de edad y oriundo de Villarrica (departamento de Guairá), estuvo el pasado jueves en el rectorado de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), en San Lorenzo. El motivo, llevar a la Dirección General de Investigación Científica y Tecnológica los planos e instrucciones para la construcción de una “celda generadora de hidrógeno y oxígeno para motocicletas”.
Poniéndolo en términos más sencillos, se trata de un dispositivo que puede permitir a las motocicletas moverse utilizando como combustible no nafta, sino simple agua.
Los documentos que entregó a la UNA son una ilustración gráfica del generador, y las fotocopias de unas tres de hojas de cuaderno cuadriculadas en las que este soldador industrial y mecánico anotó a mano las instrucciones para la fabricación del mismo y el procedimiento para unirlo al motor de la motocicleta.
La entrega de estos documentos a la UNA fue una donación. En entrevista con ABC Color, Vaesken insistió en que no desea ninguna suma de dinero por su invento –lo único que aceptaría a cambio, comentó, es que la universidad le permita estudiar ciencias químicas–, sino que su objetivo es simplemente ayudar a la gente permitiendo que la universidad trabaje en perfeccionar su generador y que las especificaciones de los mismos se hagan públicos para que cualquiera pueda replicarlo.
HIDRÓGENO Y OXÍGENO
La base del funcionamiento del generador creado por Vaesken es la electrólisis, el proceso por el cual una corriente eléctrica separa el hidrógeno y el oxígeno que componen el agua. El hidrógeno actúa como agente comburente, y el oxígeno hace de carburante, produciendo juntos la combustión que posibilita el movimiento del vehículo.
El dispositivo es instalado y se requieren algunas modificaciones menores al vehículo, como aumentar el voltaje del volante magnético de la moto y modificar el tiempo de chispa del motor, demasiado lento para la reacción con el hidrógeno.
Inclusive representa una ventaja en el aspecto de las emisiones, dado que lo que emite un motor que funciona por este procedimiento es simple vapor de agua, en vez de monóxido de carbono.
Según estimó Vaesken, la modificación de una motocicleta para que funcione con agua en vez de nafta no debería costar más de 600.000 guaraníes.
Según explicó José Vallinotti, el abogado que apoya a Vaesken como mecenas, esta es una idea que ya surgió en varias partes del mundo, pero que por alguna razón nunca pudo ser patentada, ya que en cada intento surgía algún reclamo que terminaba por congelar el trámite.
El caso de Vaesken ya ha recibido atención de los medios anteriormente –incluyendo una nota televisiva en la que el mecánico demuestra que lo que mueve a su vehículo es agua bebiendo directamente del tanque del biciclo–, e inclusive el diputado Gustavo Mussi habló del mismo en una entrevista con Radio Ñandutí, el pasado mes de julio.
Según comentaron Vaesken y Vallinotti, la idea es seguir perfeccionando el dispositivo de forma paralela a lo que vaya a hacer la UNA, y e más adelante ir viendo cómo adaptar el concepto a los automóviles.
Según comentó finalmente, el propio Vaesken puso a prueba el rendimiento de su motocicleta funcionando a agua con un viaje desde Villarrica hasta San Juan Bautista (Misiones) –un recorrido de cerca de 250 kilómetros– y desde San Juan hasta Asunción –200 kilómetros– con nada menos que unos 8 litros de agua.